Una película es la mezcla de muchos ingredientes. Una película no sólo depende de un director o un determinado actor estrella (y si es así, posiblemente no sea una buena película). Particularmente siempre he admirado a los guionistas (siempre y cuando la historia no sea una adaptación de un libro, caso en el que el guionista pierde valor) “a los poco valorados guionistas” a esos engendradores de historias que hacen posible el comienzo de algo. Sin historia no hay película y aunque un buen guión no garantice una película buena, siempre lo facilita.
Así pues es de justicia divina, que al recordar las mejores películas de Berlanga, gran parte de mi admiración vaya destina Rafael Azcona, guionista habitual de la filmografía de Berlanga. Realmente ambos formaron una buena asociación, para mi “el verdugo” y “Placido” junto con “Muerte de un ciclista”, “7 días de enero” (ambas de Bardem) , “Viridiana” (una de las pocas españolas de Buñuel) y “El espíritu de la colmena” son las más sobresalientes películas del cine español.
Pero como hoy el homenaje le pertenece al director tristemente fallecido, voy a hablar de una película menos conocida cuyo guión no estaba firmado por Azcona. Estoy hablando de “Novio a la Vista” estrenada en el año 1954, dos años después de “Bienvenido Míster Marshall”. Hace poco vi esta película en un canal temático de cine. Realmente fue una suerte toparme con ella porque nunca había oído hablar de la misma.
La película cuenta las peripecias de un grupo de familias acomodadas que se van de veraneo en 1918. Uno de los fines de las vacaciones es emparejar a las muchachas casaderas con buenos partidos. Esto es lo que le sucede a Loli, que su madre y sus tías deciden que ya es lo suficientemente mujer para abandonar los juegos infantiles y para buscarse un buen novio. Ella se niega en rotundo y su pandilla la secuestra, para exigir que Loli pueda seguir siendo una niña (cuyas únicas preocupaciones sean los juegos y las travesuras) y no una adulta con tacones y presentaciones en sociedad. La película tiene todos los ingredientes que Berlanga solía usar en sus producciones (ironía, crítica social en general y a la burguesía en particular, burlas disfrazadas, personajes caricaturescos…) pero todo regado con una gran dosis de inocencia y ternura…
Si un director trabaja con varios guionistas y todos los resultados son buenos, la formula te muestra que quizás ese director esté por encima de la historias, porque las historia las transforma él con sus herramientas y su talento. Me rindo ante Berlanga, me rindo ante una persona que trabajó contracorriente, con la crítica comiéndole los oídos y la censura golpeando sin cesar a su puerta. Es de una inteligencia apreciable trabajar sin libertad, coaccionado por el poder. Hay que tener mucha fuerza y seguridad para no dejarte llevar por los demás, para no rendirte ante las negativas y buscar medios alternativos para expresar y contar aquello que verdaderamente merece la pena contar. Otros se fueron, emigraron a Francia o México y desde allí criticaron y crearon con relativa libertad, pero él se quedó y por difícil que parezca consiguió hacer algo grande y retratar como nadie la opulencia y la miseria desde la inocencia y la más amarga ternura.